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revista contra el pensamiento único

Inmersión lingüística (o lo que se le hurta a la infancia).

Atónito, escucho en la radio el testimonio de dos personas que me merecen una total confianza tanto por su valía intelectual como moral, en un tema tan importante como el de la inmersión lingüística en el País Vasco.

La primera persona comentó que cierta famosa periodista televisiva le confesó que recibió a un grupo de niños y niñas estudiantes de una ikastola durante una visita que realizaron a las instalaciones de su canal de televisión. Aquellos estudiantes visitaban Madrid y entre la agenda estaba planeada la visita de este canal. Una vez realizada la visita les consultó a los jóvenes su opinión sobre lo visto y se quedó extrañada de que no le respondieran. Volvió a preguntarles sin que ninguno se atreviera a responder.

 

Entonces, el profesor tomó la palabra y le respondió a la periodista que aquellos colegiales no comprendían bien el español y que, tal vez, si hablara más despacio podrían entenderla.

El segundo es un testimonio directo de lo sucedido durante la espera de una avión en el aeropuerto de París. Esta persona coincidió con un matrimonio vasco y su hijijto e hijita. Se entabló una conversación y cuando esta persona, a la que le apasionan los niños, se dirigió a ellos para preguntarles sus nombres y decirles alguna cosa, como la que habitualmente se dice a los niños, aquellos se le quedaron mirando con sus infantiles ojos y con la boca cerrada. El padre de los niños le dijo que sus hijos no hablaban ni una sola palabra de español.

En palabras de estas dos personas, estos testimonios demuestran que la política lingüista que están llevando a cabo las autoridades educativas del País Vasco, a parte de su inconstitucionalidad, demuestran tener muy poco aprecio por la infancia, porque a estos niños se les está hurtando su derecho a aprender y comunicarse en una de las lengua más habladas del mundo y se les obliga a tener que aprenderla de adulto. Medio mundo aprende español, no por interés o amor a la cultura hispana o a lo español, sino porque es una lengua de comunicación planetario junto con el inglés. Aquí, en cambio, no parece entenderse. Y todo se reduce a decir que el español es un idioma imperialista, de una potencia opresora que afixia y ahoga al idioma y cultura vascos.

Ójala estos niños no se ciñan tan fuerte la txapela como sus mayores. Y que se den cuenta que no puede jugarse con su futuro de esta manera. Porque podría darse el caso de que alguno de estos niños y niñas tuviera que salir del País Vasco para trabajar y que encontrara trabajo en Alicante, por poner un ejemplo. Y, claro si no supiera español, tal vez tendría que comunicarse en inglés. Resutaría grotesco que un vasco tuviera que usar el inglés para comunicarse con sus compañeros alicantinos y viceversa.

Lo dicho. Que estos rapaces y rapazas no se aprienten mucho la txapela, porque de todos es sabido que la txapela nubla el entendimiento.

  Iturrimingo.

 

 

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