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revista contra el pensamiento único

A vueltas con la dichosa camiseta.

A vueltas con la dichosa camiseta.

 La imagen, que he encontrado por casualidad en la red, muestra a uno de los participantes al Primer Open de La Rioja de Scalextric que se celebró a comienzos de septiembre de 2006 en Logroño.

 

 No pasaría de una simple anécdota si no fuera por la camiseta, la cual este joven es muy libre de vestirla.

 

 Para el que no esté muy al corriente de la nueva moda vasca, se trata de una prenda en cuyo centro se puede ver a modo de escudo la bandera vasca, o ikurriña, con el lema Euskal Herria.

 

 Podríamos hablar de lo que La Rioja puede representar en la psique de los nacionalistas vascos, pero ese sería objeto de otro artículo el cual lo dejaremos para más adelante. En esta ocasión sólo nos referimos a la camiseta en sí, la cual podría pasar inadvertida para alguien que no viva en al País Vasco, pero esta camiseta es más que una simple prenda; se trata de un símbolo que visten numerosos jóvenes vascos, sobre todo, del entorno nacionalista. Es también una declaración de intenciones y una manera de reclamar la creación de selecciones deportivas propias, como, por ejemplo la de fútbol.

 

 Así mismo es un modo de distinguirse de maketos o coreanos y de mostrar al resto de los conciudadanos que se puede ser más papista que el Papa.

 

 Por supuesto que todos los que visten camisetas de este tipo, muchos hijos de castellanos, extremeños, andaluces y gallegos que emigraron al País Vasco a ganarse el pan, son libres para hacerlo. Faltaría más.

 

 Sin embargo, no quiero ni imaginarme qué le sucedería a un ciudadano si vistiera una camiseta de la selección española de fútbol, no sólo en el Goiherri guipuzcoano, sino en cualquier otra localidad del País Vasco. Podría hacerlo, es libre para hacerlo, pero, sinceramente, no debería por las consecuencias que le podría acarrear tal hecho.

 

 En el País Vasco no existe la libertad como podría entenderse en cualquier otro lugar del mundo. La libertad en Euskadi sólo pueden disfrutarla, y con limitaciones, todos aquellos que dicen ser nacionalistas y que, además, lo demuestran. Esta situación está consentida por el gobierno nacionalista vasco, no se discute ni por socialistas ni comunistas y está vigilada y tutelada por los señores terroristas.

 Da asco tener que ir por el mundo y encontrarse con camisetas de este tipo. Bastante tenemos que aguantar el pensamiento único nacionalista en el País Vasco, para todavía tener que soportarlo cuando nos vamos de vacaciones por ahí y tratamos de vivir y disfrutar durante unas pocas semanas de la sensación que produce la Libertad. 

  Y que no haya nadie que le diga cuatro cosas a este chico. Lo cual, tampoco tendría por qué suceder. La libertad también les ampara a ellos para que vistan cómo y lo que deseen. La libertad... es la libertad. Y como diría aquel filósofo, podría matar por defender mis ideas frente a ti, pero moriría porque tú tuvieras libertad para poder defender tus ideas aún sabiendo que son contrarias a las mías.  

 Pero pretender que tomen buena nota los nacionalistas de lo que realmente es la libertad es una ingenuidad. Porque la txapela les afecta al sentido común.

 Iturrimingo

 

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