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La Revolución de la Toalla

La Revolución de la Toalla

 Comentó el párroco que en el mundo se han producido muchas revoluciones, como la Revolución Francesa y la Revolución Industrial. Del mismo modo, aseguró que en la actualidad estamos inmersos en una importante revolución tecnológica.

 Sin embargo, nos dice en su homilía que está pendiente de llevarse a cabo la Revolución de la Toalla. Y ante la perplejidad de su parroquia se explicó. 

 El pasado domingo, día 25, celebramos en la Iglesia católica la fiesta de Jesucristo Rey del Universo, pero no se celebra tal acontecimiento en el sentido de considerar a Cristo un rey que se asienta sobre un aislado trono desde el que abarca su inmenso reino y se place constantemente en la visión de sus tierras y en saberse dueño y señor de sus súbditos.

 Cristo no es un rey en el sentido mundano de la palabra. Cristo es un rey que no viene a servirse, si no a servir. Y así lo demostró cuando previamente a la Última Cena, el Señor limpió a sus discípulos los pies, aquellos pies que seguramente estarían muy sucios por el polvo del camino. Aquel no fue un simple acto de hospitalidad como acostumbraban a realizarlo los judíos de aquella época. Fue un modesto, pero gran acto de humildad, sólo superado por Su sacrificio en la Cruz. ¡Todo un Dios, limpiando los sucios y malolientes pies de una docena de hombres!. Mostrando con ello, que nadie es más que nadie y que el que quiera enaltecerse ante Dios, se humille ante los hombres.

 Jesús tomó una jofaina, vertió agua en ella, humedeció un paño o una toalla con ese agua y tras arrodillarse limpió uno a uno los pies de los apóstoles. No nos sirvamos de nuestros semejantes y sirvámosles. Es algo muy difícil, porque se trata de realizar constantemente actos de humildad, cosa que nos cuesta mucho si tenemos en cuenta que todos somos muy, muy soberbios.

 Toda revolución es costosísima y supone grandes sacrificios y sufrimientos. Ésta, la denominada Revolución de la Toalla, se trata de la más dura de todas las revoluciones que hayan tenido lugar en la faz de la Tierra. Porque es una revolución que debe desatarse en nuestra alma, en nuestro interior; olvidándonos por completo de nosotros mismos, y eso, señores, es muy duro, durísimo.

 Con este panorama, no es de extrañar que aún esté por hacerse.  

 Mad-about-God

 

 

  

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