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revista contra el pensamiento único

Ni rojos, ni fascistas: ¡todos españoles!.

Ni rojos, ni fascistas: ¡todos españoles!.

 He escuchado en la radio unas palabras del autor de un libro durante su presentación que me han, por lo menos, sorprendido. Desconozco el nombre del escritor y el título del libro -lo siento, en cuanto obtenga más información os la proporcionaré-, pero debe tratarse de algún historiador y persona culta y el libro trata sobre la represión antes y durante la Guerra Civil española en el bando republicano.

 El autor asegura que escribió este libro como contrapunto al actual proceso de apertura de viejas heridas de la Guerra que han iniciado los partidos de izquierdas y los nacionalista, pues se trata de una obra en la que el autor hace un recorrido por la represión que sufrieron en el bando republicano los ciudadanos de a pie, los ciudadanos corrientes y molientes como podríamos ser cualquiera.

 En relación al asunto de la apertura de heridas, que todos creíamos cicatrizadas, el autor aseguraba -y espero que la memoria no me falle- que "por supuesto que la izquierda tiene derecho a hablar de sus muertos y a reinvindicar justicia para los de su bando. Son sus muertos y están en su perfecto derecho".

 No sé... no sé... Pero, no me gustó eso de "sus muertos". Parecía que hablaba de los caídos del bando de otro país y yo siempre he creído que los muertos de ambos bandos eran NUESTROS, de TODOS NOSOTROS, porque, aunque se liaran a tiro, TODOS ERAN ESPAÑOLES.

 Es por eso, por lo que no me gusta este tonillo despectivo con lo de "sus muertos".

 Escribiendo estas líneas, recuerdo aquel acto que se celebró hace pocos años a orillas del Ebro, para recordar a los milicianos de las Brigadas Internacionales que lucharon en el bando republicano durante la Guerra Civil. Asistieron varios veteranos de guerra y, entre ellos, un miliciano estadounidense que tomó parte en la Batalla del Ebro; recorrieron varios enclaves de los alrededores y también un cementerio donde están enterrados soldados de ambas partes. Pues, bien. En un momento dado el miliciano contempla con cara compungida unas tumbas y parece evocar a sus camaradas caídos durante aquella dura y espantosa batalla. Y entonces una mujer le dice en inglés: "A esos no, que esos son los fascistas". Y entonces al "yanqui" se le cambia la expresión de la cara, hace una exclamación de sorpresa y huye del lugar lo más rápido que se lo permiten sus viejas piernas.

 Me sentí mal. Muy mal. Parecía que aquellos otros soldados, no tenían derecho a una oración y menos a un recuerdo, por el simple hecho de estar en el otro bando. ¿Quiénes eran los buenos y quiénes los malos?. ¿Quiénes fueron verdaderamente los vencedores y quiénes los vencidos?.

 Espero que la Guerra Civil deje de ser una excusa para que los partidos políticos lo empleen para reprocharse mutuamente muchas cosas. Yo creí que todo aquello ya estaba zanjado y considero que los ciudadanos no deberíamos entrar en este juego partidista, electoralista e inmoral. Y deseo que pronto la Guerra Civil tenga la misma consideración que las Guerras Carlistas del siglo XIX, que también fueron guerras civiles: un triste pasaje de la historia de España que se estudia en los libros de texto de los colegios, y punto.

 

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