¿Negociaría el abuelo de Zapatero con ETA?.

 Son muchas las ocasiones en las que don José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del gobierno de lo que todavía hoy en día sigue llamándose España, cita a su abuelo, don Juan Rodríguez Lozano, para explicar en parte la manera que ZP tiene de entender la política, el mundo e incluso la vida.

 Juan Rodríguez Lozano fue un militar republicano asesinado durante agosto de 1936, por ser leal a la república española, a manos de los sublevados franquistas. Años antes de su asesinato, en octubre de 1934, como no podía ser de otra manera, el abuelo de Zapatero tomó parte en sofocar la revolución organizada por los socialistas del PSOE y la UGT en Asturias. Aquella insurrección fue una afrenta a la República, la cual tenía el derecho y el deber legítimos de defenderse. Curiosamente, el mando de la campaña de Asturias se le concedió a un general llamado Francisco Franco.  El capitán Rodríguez Lozano, en aquella campaña destacó por su valor y heroísmo a la hora de imponer el orden en los valles mineros asturianos. Era lo mínimo que podía esperarse de un leal militar, que cumple con su obligación aun a riesgo de perder su vida. Y como tal, ejerció durante el alzamiento de parte de los militares en aquel verano del año 1936. Él siguió siendo leal a la causa republicana, lo que le costó la vida, como ya se ha citado anteriormente. El abuelo de Zapatero lo tuvo muy claro. 

 Su nieto no llegó a conocerle, pero afirma que ha aprendido de su figura “las ansias infinitas de paz” que tenía. Rodríguez Lozano tradujo aquellas “ansias” en luchar contra lo que él consideraba fascismo y defender lo que creía justo y digno. Y si entendemos por fascismo una ideología política y social de carácter totalitario, entonces es comprensible que luchara contra ello, aun a costa de su vida.  

 Sin embargo, ya no resulta tan entendible lo que su nieto ZP está haciendo actualmente. Nadie, excepto alguien que tenga alma y mente enfermas, podrá negar que la banda terrorista ETA es una organización de carácter totalitario, y por lo tanto fascista, que desea imponer por la violencia, el asesinato, la extorsión y la práctica del terror un régimen totalitario, denominado por sus miembros, cómplices y simpatizantes nacionalistas –compadres de chiquiteo- con el eufemismo: “solución democrática y pacífica al conflicto vasco”. Entonces, y por concluir con el argumento, si a nadie se le ocurriría imaginarse al abuelo de Zapatero negociando con los franquistas, ¿por qué su nieto negocia con los fascistas etarras?. 

 Juan Rodríguez Lozano, como militar y como persona, entendió que la única manera de lograr la PAZ era defenderla y plantar cara a sus enemigos, costase lo que costase. Y para él tuvo trágicas consecuencias.  Si el presidente del gobierno tiene como referencia moral a su abuelo republicano –del otro no parece acordarse-, que obre en consecuencia y que NO negocie con el fascismo terrorista vasco. Al totalitarismo se le combate, nunca se negocia con él. Por supuesto que la lucha es durísima y a vida o muerte; no tenemos más que recordar la Segunda Guerra Mundial: Fascismo o Libertad, no podía existir término medio. Se negoció con el nazismo y sólo se consiguió demorar la guerra algo más, a cambio de la indignidad y la mutilación de una parte de Checoslovaquia.

 En nuestro caso, la negociación con los fascitas de ETA acarrearía mutilar la libertad, la democracia y la patria. Y traería la indignidad para ciertos políticos como Zapatero, aquél que mucho acordarse de su abuelo, pero no recuerda lo esencial: que prefirió morir a sentirse indigno.