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revista contra el pensamiento único

Nuevo símbolo de Sevilla.

Nuevo símbolo de Sevilla.

 La ciudad de Sevilla es una de las más bonitas "der" mundo, según afirman sus habitantes y tantos viajeros y turistas que han descubierto sus encantos. La Giralda, la Plaza de España, su catedral, el barrio de Triana, la Torre del Oro, su Semana Santa, el Guadalquivir... son algunos de sus muchos y conocidísimos monumentos y señas de identidad.

 Sin embargo, Sevilla también es conocida por otros aspectos, no tan folclóricos, ni artísticos como los citados anteriormente, porque, lógicamente, dentro de toda organización y actividad humana... ya se sabe; por ejemplo, la delincuencia, los "chorizos" que hurtan a los turistas, los macro-botellones, los "gorrillas" (esos individuos que te piden dinero por aparcar el coche y te "garantizan" que nada malo le sucederá mientres esté estacionado)...

 Nadie puede negar que existe este otro aspecto, negativo a nuestro entender, en la capital andaluza. Y, que por desgracia, es otro conocido aspecto de la ciudad, que le aporta muy mala fama.

 A este último mal ámbito de Sevilla, acaban de unirse los directivos de sus dos equipos de fútbol más importantes: el Betis y el Sevilla.

 Estas personas deberían medir mucho más sus palabras, acciones y gestos, pues inducen al delito. Un ejemplo de ello, es el botellazo que ayer recibió el entrenador del Sevilla, Juande, en el partido de Copa del Rey de máxima rivalidad y tensión entre los dos equipos.

 Desde hace mucho tiempo, el desencuentro y enemistad de las dos directivas, cuerpo técnico, jugadores y afición, están dando muy mala imagen al fútbol, al deporte y a Sevilla. Porque la imagen que se ofrece dentro y fuera de nuestras fronteras fomenta el delito. O sino, ¿cómo se llama a lo de ayer?, ¿cómo se denomina que seguidores de uno u otro equipo destrocen las instalaciones de uno y otro estadio cada vez que se enfrentan?.

 Insistimos: una muy mala imagen de Sevilla -y de España-. Sobre la cual, los directivos de los clubes de fútbol tienen mucho que ver.

 ¿Soluciones?. Difíciles se nos antojan, porque desalmados va a haber siempre. Pero, por lo menos, los directivos podrían dar ejemplo y comportarse como personas nobles y decentes y defender lo suyo sin descalificar y sin llegar al insulto. De ese modo, si volvieran a repetirse los incidentes no se les culparía a ellos de las posteriores consecuencias. Está en sus manos, como en las de los entrenadores y jugadores.  

 Menos mal que Sevilla está llena de musha güena gente, que sino...

 McK

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